Un juego sólo para locos, precio de admisión: tu mente

 

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¿Crees que estoy bromeando?

Pues no lo estoy, créeme.

Yo te sugiero que no sigas leyendo. Después de todo, tú eres una persona respetable, ecuánime, poseedora de una mente muy buena, enterada de las cosas. Quizás un médico venerable, un político serio … esos jueguitos .. son para gente sin quehacer.

Y bueno.. yo también, durante muchos años, tuve puesto el letrero en mi puerta: DORMIDA, FAVOR DE NO MOLESTAR.

Y yo estaba feliz en mi sueño porque yo pensaba que estaba despierta y me gustaba la canción de cuna. De vez en cuando me aburrían mis sueños y me aventuraba a abrir mi puerta y asomarme a ver qué había allí. Francamente, cada vez que me asomaba veía un paisaje diferente. Algunos me atraían, me parecían interesantes. Otros me apuntaban con un dedo acusador, y éso no me gustaba. Otros me ofrecían golosinas y pintaban una vida color de rosa … ¡y eterna! ¿Así nomás? No sé por qué no les podía creer. Claro que yo regresaba coriendo a mi casa, cerraba la puerta y volvía a colgar mi letrero - FAVOR DE NO MOLESTAR.

Y bueno, … ¿cuánto tiempo podía yo quedarme sin ser molestada …? Después de todo … tampoco mi sueño me gustaba tanto.

Y bueno, … yo no tenía nada más que mis sueños … ¡pero era ALGO!

Un día, uno más de tantos iguales, yo andaba por allí incauta, inocentemente atendiendo a mis propios asuntos, cuando, sin saber de dónde venía, un invisible hilo me lazó y me jalaba inexorablemente hacia yo no sé dónde. Como el hilo era fuerte y yo siempre he pecado de curiosa, no puse resistencia alguna. ¡Cómo si hubiera podido ponerla!

¡Qué poco sabía yo del peligro que corría!

Aterricé en un terreno de arenas movedizas, temblores de tierra, huracanes y ráfagas. No sabía si sentía martillazos o aspas de un molino invisible que me descuartizaba. ¡Me sentía como carne molida para hamburguesa! "¡Un momento!", grité, "¿qué creen que soy? !", grité más fuerte. "¿Qué es esto, un rastro?" Y la respuesta salió de mi mismo interior: "Sí, un rastro de EGOS."

Francamente me asusté. Regresé corriendo a mi casa, pero mi letrero ya no estaba en la puerta. ¡YA ME HABÍAN MOLESTADO! ¡No respetaron mi estado de DORMIDA!

Pero encima de todo, el precio que se me pedía era dejar mi mente en la entrada.

"¡NO PUEDO! ¿y ahora con qué voy a funcionar? !"

"Con tu corazón," El me dijo

El se llama Osho.

Ma Anand Norma


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