Cuando Osho me estremeció por primera vez

 

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Hace alrededor de 6 años que contacté con Osho, mejor decir, Osho contactó conmigo. En realidad no tenía ni la mínima idea de lo que seguiría. ¡Qué ingenuo! Por esas fechas aún seguía siendo un 'discípulo' de Krishnamurti. A Krishnamurti primero lo conocí a través de sus libros y me fascinó. Para mi la atracción era la pureza de su enseñanza, la conquista de la libertad y la apertura de la conciencia que vendría de un salto de lo conocido a lo desconocido. Todo esto por un estado meditativo…. Pero, no había nadie, sólo yo, y aunque en realidad el era un auténtico Maestro, no podía tocarse, permanecía alejado.

Como no podía entrar a mi interno, estando solo, opté por conocer grupos diversos, unos esotéricos, otros exotéricos; pero no alcanzaba a moverme sino muy lentamente. Regresé con Krishnamurti, aunque en realidad no lo había dejado, seguía clavado con él. Desde que fui a una de sus pláticas en su campo del Robledal, en California, comprendí que el mundo de un iluminado es muy fascinante, pero … seguía sin poder caminar sino muy poco a poco.

Cuando Osho entra en mi vida empiezo a vivir. Siento que su vibración conecta perfectamente con la mía y empiezan a suceder cosas. Una de las primeras experiencias fue con mi padre. 20 años peleando; el es muy fuerte en su ego, generalmente le gustaba imponerse y lo lograba casi siempre. Mi lucha era bastante intensa porque también quería imponerme a su ego, claro, me decía a mi mismo que yo era el que razonaba mucho mejor, ¡tonterías! Antes de conocer a Osho tenía como tres años queriendo conciliar con mi padre, pero casi no avanzaba. Los egos estaban crecidos, esta era la barrera. Sucedió una vez que entré a su casa y después de un rechazo, opté por salirme sin decir palabra y estando por abrir la puerta a la calle, algo internamente me movió de regreso con mi padre y me movió a abrazarlo con tanta ternura, mientras lo bañaba abundantemente con mis lagrimas, en tanto mis manos recorrían su rostro como si fuera lo más fino y sutil que hubiera conocido. De pronto, desde lo más interno, oí como una gran cadena caía desde mi cabeza hasta los pies, chocando al fin contra el piso, haciendo un fuerte estruendo. En ese momento me sentí libre, experimenté lo que era romper con una relación enajenante. Mi padre como yo, igualmente se llenaba de lágrimas de ternura. Así fue como compartimos en ese momento lo infinito, mientras éramos tocados por Dios, y nos estremecimos. Esto se prolongó por más de 20 minutos.

Desde la mañana que esto sucedió hasta la noche experimenté algo de lo que es el amor universal, esta misma experiencia se volvió a repetir con mi padre en dos ocasiones más, aunque con menos intensidad y menos duración.

Estas fueron las primeras experiencia que viví con Osho. Creo que las necesitaba para que la confianza apareciera y para que pudiera vislumbrar por dónde hay que caminar.

A partir de ese momento, me di cuenta que no me era posible crecer sin Osho, y observé que desde lo interno se mueve todo lo significativo … y ahí está Osho, mi Maestro, mi Amado.

Desde entonces, las experiencias han abundado, ha habido de todo, como en botica, y el vivir se ha vuelto mi reto, y he venido aprendiendo que el gozo y el sufrimiento son parte del juego de la vida.

Sw Premal, Aguascalientes, México


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