Días de diamante con Osho

 

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Osho acostumbraba recibir los sutras o las preguntas para su charla, alrededor de las 7:45 de la mañana. Comenzaba su discurso a las 8:00. Yo le leía las preguntas y El elegía algunas y escogía algunos chistes para acompañarlas. En ocasiones, al leer las preguntas y los sutras yo me sentía tan tocada que lloraba. Recuerdo una vez en que las lágrimas corrían por mi cara y no podía hablar. Yo estaba sentada a Sus pies y lo miraba, y El me estaba esperando para poder continuar hablando. El intencionalmente volvió su cabeza hacia otro lado y, no viendo sus ojos, logré recomponenrme. Yo estaba aprendiendo que yo no soy el cuerpo, no soy la mente, pero "no ser las emociones" resultaba más difícil. Cuando las lágrimas llegaban, yo las sentía correr por mi cara y, en ocasiones, me sentía separada pero incapaz de hacer nada al respecto. Continuar en tales situaciones sin dejar que las emociones interfirieran fue siempre una gran prueba para mi. El me dijo en una ocasión que yo era el perfecto ejemplo de llorona y sollozante.

En algunas contadas ocasiones en que Maneesha -quien lee los sutras y las preguntas a Osho en sus charlas - ha estado enferma y Vimal, su reemplazo, también; sin saber quién habría de leer las preguntas (a Osho siempre le gustó un acento inglés para la lectura), Osho dijo, "Chetana no y tampoco Vivek - ellas siempre lloran"

[....]

¿Qué es lo que el Maestro ve cuando nos mira? ¿Ve nuestras auras? ¿Lee nuestras mentes? ¿Querría leer nuestras mentes? Creo que no, pero ciertamente El ve cosas que yo no puedo ver.

Una mañana fui al discurso con Osho. Lo fui a buscar a su cuarto a las 8:00, caminé detrás de El por el corredor hacia el auditorio Chuang Tzú y luego me senté mientras El habló durante una hora. Yo tenía consciencia de estar en un estado meditativo particularmente intenso en esa mañana. La hora transcurrió como si hubiera sido un par de minutos y yo pude percibir que había ocurrido algo fuera de lo habitual.

Caminé por el pasillo inmediatamente delante de El. Cuando abrí la puerta y El camino hacia mi para entrar en Su cuarto, me dijo:

"¿Dónde has estado, Chetana?"

Para mis adentros, pensé "¡Oh!, se olvidó que lo acompañe al discurso. Debe tener la cabeza en otro lado"

Le contesté, "Estuve en el discurso."

A esa altura, El estaba pasando a mi lado y se sonrió.

Mientras El se reía, yo me reí. Recordé dónde había estado.

[...]

Osho habló acerca de todos los sutras de Buda a lo largo de unos 5 años. Estaban entremezclados con charlas sobre los Sufis y preguntas de sus discípulos. Durante unas pocas semanas, El no salió en absoluto pues había una epidemia de sarampión y se creyó que era muy riesgoso exponerlo. Era el día de la luna llena de Buda, (la luna llena de mayo) cuando El leyó el último de los sutras de Buda; Osho dijo, "Buda nació, se iluminó y murió en el mismo día y, por casualidad, este es ese día" . Cómo Osho regula el tiempo siempre fue, y aún es, más allá de misterioso.

Nota: Chetana era el nombre de Shunyo antes que Osho se lo cambiara.

Ma Prem Shunyo, de su libro
'Diamond Days with Osho, The New Diamond Sutra'
una hermosa colección de sus experiencias con Osho.


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