A mucha gente le extraña que Osho haya llegado a estar tan enfermo y que haya muerto a una edad relativamente temprana. Lo se porque, en su momento, a mi mismo me sorprendió. ¿Cómo puede ser que un ser que está en armonía tiene asma y diabetes?
Según entiendo, ser iluminado no es lo mismo que ser santo milagrero.
La palabra mago proviene del término que se usaba para designar a los
sabios, de hecho, en inglés a los Reyes Magos se les llama los Tres
Hombres Sabios.
Creo que así es como entender a un ser iluminado, alguien que tiene tal
conocimiento o, mejor dicho, tal libertad y amplitud de pensamiento que
hasta lo que no ha aprendido se le hace obvio con sólo reflexionar sobre
en ello. A fin de cuentas, las verdades están todas allí expuestas para
que las veamos, usualmente nuestros preconceptos nos las hacen invisibles
o no somos capaces de ver los hilos que conducen de una a otra idea. No en
vano, las mejores ideas nos parecen obvias, una vez que nos las
explican.
No es inusual asociar la magia y la iluminación; como referencia nos
podemos referir a
una de las cartas del Neo Tarot de Osho.
Por otra parte, tenemos el 'Principio de Clarke' (Arthur C. Clarke, autor
y científico británico, autor, entre otras muchas obras, de 2001 Odisea
del Espacio), que dice que 'toda tecnología lo suficientemente avanzada es
indistinguible de la magia'. De la misma forma, todo conocimiento que un
ser iluminado tenga del mundo, de si mismo y de quienes lo rodean puede
parecernos un milagro, cuando que para quien tiene ese conocimiento es lo
mas obvio del mundo.
Admitamos, pues, para empezar, que nuestro desconocimiento de lo que
significa estar iluminado nos puede hacer tanto subestimarlo como
desbordarnos en nuestra imaginación sobre lo que un iluminado puede hacer.
La sabiduría de una persona, los cuidados que por su saber se prodigue, no
le puede ayudar de ninguna manera a aliviar, por ejemplo, enfermdedades
congénitas o adquiridas de joven. Si Osho hubiera quedado manco de joven,
no habría logrado hacer crecer su mano. Un buen cuidado podrá evitar que
se desencadene una enfermedad a la cual esa persona fuera proclive y podrá
aliviar los síntomas de una enfermedad ya existente. Seguramente nunca
caería en enfermedades sicosomáticas, ni dañaría su cuerpo
inconcientemente como solemos hacerlo sin pensar, pero enfermarse, sí se
ha de enfermar.
Muy probablemente verá su enfermedad con toda claridad, sabrá
perféctamente su extensión, su desarrollo y también cuándo llegará a ser
terminal. No es de extrañarse que un Maestro pueda planear su partida, a
fin de cuentas, le basta con ver el decaimiento de su cuerpo para predecir
su colapso.
Un cuento gauchesco: El comisario llama al milico y le dice, "Oiga Suárez,
aquí en el parte del asesinato del tuerto Pérez me pone que murió de
muerte natural. ¿Cómo me puede poner que murió de muerte natural si fue
acuchillado?"
"¡Y como no, mi comisario!", le responde Suárez, "con semejante cuchillo
que tenía clavado, es natural que se muera".
Las puñaladas grandes te matan, las pequeñas te enferman. Las enfermedades
son como pequeñas heridas que te van destruyendo de a célula en célula. Un
Maestro es tan capaz de parar una enfermedad como de esquivar una
puñalada, algunas las esquiva, otras no.