El valor terapéutico del rickshaw

Los rickshaw (pronúnciese 'ric-sho', con acento en la I ) son unos triciclos motorizados, como unos scooters o motonetas pero donde la parte de atrás tiene un par de ruedas en los extremos de un eje de un metro veinte de ancho, más o menos. La mitad delantera parece la famosa Vespa italiana o más probablemente la Lambretta. Tiene manillar como de bicicleta y está techado, con un asiento atrás donde caben dos personas (o tres indios, dado que suelen ser bastante flacos). Son los sucesores del carro de mano que en otra época arrastraran al trote.

A más de medio siglo de su independencia, la costumbre colonial de circular por la izquierda parece haberse desvanecido. Observando el tránsito en cualquier calle es posible hacer una suerte de encuesta respecto de si se circula por la izquierda o por la derecha. El resultado es bastante claro: se circula por el medio, la 'tercera posición' que le dicen.

Motorizados pueden ir mucho mas rápido que los carros de mano y suelen frenar bastante bien. Al no tener que sostener las varas, pueden tener una mano libre para hacer sonar la corneta, una de esas grandotas de bronce con una pera de goma atrás. Algunos de ellos son capaces de obtener diversos tonos de la misma, ocasionalmente hasta pueden sonar agradables y aún recuerdo un conductor que pudo mantener algo parecido a un ritmo durante un par de compases, aunque en esto creo que estoy siendo optimista.

Uno podría creer (equivocadamente) que usan la corneta para advertir a otros de su presencia o sus intenciones. No parece ser ese el caso. Las intersecciones están atestadas de rickshaws y uno más, de todas maneras, no le hace ninguna diferencia, pues todos están en todos lados y todos ellos están tocando sus cornetas. Creo que es algo así como una llamada de reconocimiento, como en las manadas, cuando los animales periódicamente hacen sonidos para confortarse mutuamente.

Los rickshaws tienen un valor terapéutico inestimable, y creo que son una de las mejores cosas que le podría haber pasado al Ashram, el estar en un lugar donde hay rickshaws y sus incomparables conductores.

Por ejemplo, supongan que en un grupo llega el momento de hacer catarsis, pero los ánimos andan por el piso y nadie levanta un puño. Basta mencionar 'rickshaw driver' (conductor de rickshaw) e inmediatamente comienzan los gritos. Supongan que una mañana uno va a hacer meditación dinámica, una meditación activa de Osho, con un segmento catártico. Hay gente que comete la equivocación de ir caminando. ¡Gran error!, no hay mejor preparación para ella que tomarse un rickshaw. Lamentablemente no hay suficiente tráfico a la mañana tan temprano, pero si lo hubiera, uno llegaría listo como para la catarsis, habiendo satisfecho la hiperventilación con creces.

A la noche, cuando uno se dispone a volver a su casa, después de unas de esas experiencias sublimes que ocasionalmente ocurren, donde uno parece flotar y se pregunta seriamente si no habrá alcanzado la iluminación, uno sale del ashram y tiene que tomar un rickshaw. Ahí es donde realmente se sabe si se alcanzó la iluminación. ¿Podrá uno permancer imperturbable al lidiar con el temible 'rickshaw driver'? El sistema puede ser un poco cruel, pero es mejor deshacerse de falsas ilusiones lo más rápido posible.

Si, por el contrario, uno ha tenido un mal día, bueno, que se puede decir, allí están ellos con su 'yes, Baba!', no importa lo que uno les diga. Así pues, uno es libre de descargarse con ellos sin mayores contemplaciones.

Por último, están los grupos donde uno se prepara a morir, aquellos donde uno 'juega' a que se muere esa misma noche. Hay que admitir que algunos ya están inmunizados contra ello, pero en lugar de andar encerrados en algún salon, bastaría salir en rickshaw, digamos hasta MG Road y de allí por Central Avenue hasta Laxmi Road y vuelta pasando por la estación de tren. Si eso no basta para convencerlos de lo cercana que puede estar la muerte, no se me ocurre nada mejor.

Bueno, ahora que lo pienso .... , pero mejor no.

Algún día alguien debería hacer un monumento al 'rickshaw driver' para poner en medio de la Multiversity Plaza, pues mejor que todos los grupos y todos los terapeutas (y más baratos), allí están ellos, siempre dispuestos a prestar sus servicios.