El recuerdo más antiguo

Recientemente un grupo de oceanógrafos utilizó técnicas de sonar de alta potencia para sondear el fondo del estrecho del Bósforo, el canal que une el Mar Negro con el Mediterráneo y que separa a la ciudad de Estambul a la mitad. Al mismo tiempo, dado que el mismo estrecho es el límite entre Europa y Asia, resulta que Estambul está en dos continentes.

Estas técnicas les permitieron obtener un perfil del fondo del mar, atravesando incluso las primeras capas de sedimento hasta llegar a la roca sólida por debajo del mismo. Encontraron que la roca bajo el Bósforo tiene las mismas marcas de erosión que tiene en el estrecho de Gibraltar.

Hace millones de años, la baja de las aguas debida a la cantidad de agua atrapada en los glaciares hizo que el estrecho de Gibraltar se secara, dejando al Mediterráneo aislado del Atlántico. Con el tiempo, el Mediterráneo se fue secando pues el agua que aportaban sus afluentes no compensaba la evaporación, tal como ahora ocurre con el Mar Caspio, cuyo nivel viene bajando constantemente de hace décadas.

Tras millones de años, las aguas comenzaron a elevarse y volvieron a fluir por el estrecho, salvo que lo hicieron en forma torrencial. El Mediterráneo se llenó en apenas unos cientos de años. Durante varios cientos de años, Gibraltar y Algeciras habrían sido destinos turísticos de primera, con una excelente vista a unas cataratas docenas de veces más grandes que las mayores de la actualidad, pero no había ningún humano que pudiera apreciarlo y contar la historia. Lo sabemos ahora por las marcas que la erosión dejó en el basalto bajo el sedimento del estrecho.

En el Bósforo, las marcas, aunque ligeramente menores, son del mismo tipo que en Gibraltar. Aún en nuestros días, el caudal que fluye del Mediterráneo al Mar Negro es mayor que el que sale, o sea que aún con el aporte de grandes ríos (o al menos famosos) como el Danubio (ya no tan azul, gracias a la contaminación), Dnieper o Don, la evaporación puede más. Así pues, si el Negro quedara aislado del Mediterráneo, se secaría en pocos siglos.

Eso ocurrió: el fondo del Mar Negro era un enorme valle con grandes ríos alimentándolo y probablemente grandes lagos de agua dulce. Y así fue hasta una época reciente, en términos geológicos, apenas 7500 años. Eso quiere decir que es muy probable que hubiera humanos presentes cuando ocurrió la inundación.

El Mar Negro se llenó en apenas 100 años, o sea unas pocas generaciones. De pronto, sus valles, sus campos de caza y sus cultivos, sus casas, habrían quedado bajo las aguas. El agua se tornaba salada, en contraste con las aguas dulces de los ríos. No sólo los animales terrestres habrían perdido sus aguadas sino que los peces de agua dulce habrían muerto. En muchos lugares, el agua habría avanzado a razón de unos 30 centímetros por día. Una choza construida a 100 metros de la orilla habría quedado en el agua pasado un año. Y, de todas maneras, para qué construirla allí si el agua ya no era potable. Difícilmente un padre podría mostrarle al hijo la choza donde él habría nacido.

La historia de semejante inundación se propagó a todos los alrededores. A Babilonia no hay más que 1000 Km., al Monte Ararat, apenas 350km. La mesopotamia babilónica llegaba hasta casi las orillas mismas del mar Negro. Al valle del Indo, otra de las culturas más antiguas que surgiría unos 2000 años después de esta catástrofe, unos 2000 Km.

Y menciono especialmente Babilonia pues es allí donde aparecen las referencias escritas más antiguas a una 'leyenda' (que pareciera no serlo) respecto de un diluvio. La historia, en lengua acadia, cuenta de un tal Atrahasis cuyo señor, Enki, le advierte que otro de los dioses Ellil, está molesto por el ruido que hacen los hombres y que busca destruirlos inundando la tierra. Enki, entonces, le aconseja construir un bote para él y su familia. Leyendas similares existen en la India.

Y menciono también al Monte Ararat pues allí es donde la tradición dice que reposa el Arca de Noé tras el diluvio bíblico. Quizás, entonces, este sea el recuerdo concreto, tangible y verificable más antiguo que tiene la humanidad.