Los Ovnis.

Al Machu Pichu se llega desde Cuzco en el tren de turismo, que sale diariamente a eso de las 7 de la mañana, en un viaje que dura 3 horas, llegando cerca de las 10 a la estación al pie del cerro. El mismo tren espera hasta las 5 de la tarde para volver. A menos que uno quiera llegarse caminando por el Camino del Inca, esta es la única vía de acceso, no hay rutas para automotores.

La mayoría de los turistas va y vuelve en el día. Hay un importante hotel en los alrededores de Machu Pichu y otros más en el pueblito al pie del cerro, Aguas Calientes. Esto da la oportunidad de disfrutar del lugar tranquilamente después de que parte el tren hasta el día siguiente, cuando vuelve con el siguiente contingente. Si se quiere bajar a pie, puede quedarse hasta tarde; el servicio de buses, sin embargo, termina al partir el tren. De todas maneras, al pie del cerro corre el río Urubamba, se puede recorrer Aguascalientes y, en fin, disfrutar un poco de ese lugar tan peculiar.

El pueblito recibe su nombre de la presencia de manantiales de aguas termales al fondo del estrecho valle que ocupa. Se extiende a partir de la estación de tren, en una plaza que no llega a un cuarto de manzana, con su iglesia y escuela, y luego una calle que recorre el fondo del valle hasta llegar a las termas en el extremo. A los lados se encuentran varias hosterías, un albergue de la juventud y casas que sirven comidas.

Las termas disponen de varias piletas de distintas dimensiones por las que el agua va cayendo, enfriándose al pasar de una en otra, de forma tal que uno pueda encontrar la temperatura que más le apetezca. Las termas son, al mismo tiempo, casa de baños públicos. La gente usa los piletones para higienizarse, por lo que es habitual encontrar gente con sus jabones, champ�es y demás elementos propios de esos menesteres. Es también un lugar de reunión al final de un día de lidiar con turistas. Un lugar para que los guías hablen de los turistas y para que los turistas escuchen que dicen de ellos, o al menos escuchen a aquellos pocos que usan el castellano entre ellos.

Para quienes acuden a Machu Pichu con grandes ilusiones o fantasías, sus conversaciones son tremendamente anticlim�ticas. Las construcciones y la vista en el cerro son maravillosas, como es bien conocido; pero no lo es menos la vista desde el fondo del valle, pues el Urubamba ha cavado una profundísima cañada, con paredes de piedra natural, tan verticales que la vegetación, por lo demás muy abundante, no tiene posibilidad de fijarse en ellas. Nada de esto parece particularmente importante para los pobladores, que se han acostumbrado a convivir con estas majestuosidades.

Mirando al cielo desde el fondo del valle es como mirarlo desde el fondo de una chimenea. ¡Qué diferencia, ver el 'mundo' desde arriba, en la cima del Huayna Pichu, (el cerro vecino, con forma de Pão de Açucar) y verlo desde abajo, como si uno fuera apenas una hormiga!.

Las horas de la mañana hasta la inevitable llegada del tren de turismo son excepcionales. La paz y serenidad del lugar, permiten disfrutar del escenario tranquilamente. Hacia el mediodía, sin embargo, no hay un lugar que no esté colmado de turistas, con sus guías improvisando explicaciones en los idiomas más diversos.

Uno de los temas más copiosamente repetidos es el gran misterio que rodea a la talla de piedras tan grandes, con alguna mención a quienes dicen que es el producto de tecnología extraterrestre. No faltan, sin embargo, varios ejemplos de grandes piedras a medio convertirse en otros 'grandes misterios', piedras que, sintomáticamente, los guías parecen saltearse en sus recorridas. Es posible observar en estas piedras el proceso del corte. La forma de partir esas grandes piedras es insertar a mazazos cuñas de madera seca en fisuras que ya existieran, o en pequeños agujeros que se hicieran, desgastando piedra contra piedra. Cuando ya las cuñas no se pueden meter más, se atasca en cualquier hueco que quede, madera y cuero seco y se lo moja para que se hinche. Al cabo de unos días la fisura se habría ampliado no más que una fracción de milímetro, lo suficiente para introducir las cuñas un poco más y repetir el proceso. Por la misma cristalización de la piedra, estas fisuras tienden a hacerse planas.

Varias piedras en la zona que podría denominarse la cantera, un área sin muchas construcciones y abundante piedra en bruto, muestran una cara plana y el resto al natural. Las caras planas suelen tener muescas de unos tres o cuatro centímetros de ancho y hasta treinta de largo, descendiendo del borde superior, producidas por las cuñas de madera dura desaparecida hace ya siglos. Las marcas son poco profundas, como si la cara de la piedra hubiera sido arañada por una zarpa gigantesca. Algunas piedras tienen, unos veinte o treinta centímetros por detrás de la cara plana expuesta, una fisura, el inicio de un nuevo corte, con hendeduras similares a las visibles en la cara expuesta.

Hacia el fondo de la cantera se puede ver una cara del cerro mismo, una pared natural de piedra, de unos 4 metros de alto y 6 de ancho, donde el proceso natural está expuesto como en un pizarrón de escuela. Se pueden ver líneas de pasto y arbustos creciendo en las fisuras de la pared, fisuras bastante rectas, que las misma plantas, a lo largo de los años, han producido. En la parte superior, varios �rboles asoman precariamente por el borde superior de la pared. Sus raíces asoman de esas fisuras, donde han calado bien hondo. Algunos de esos árboles han sido tan exitosos en partir la piedra que cuelgan ya casi en el vacío. Este mismo proceso puede ser visto en cualquier lugar montañoso.

Creer que los nativos del lugar no podrían haber dominado esta tecnología, expuesta tan claramente en el proceso natural, es subestimarlos terriblemente. En definitiva, no es sino una forma solapada de racismo, creer que si lograron hacer algo que no les fue enseñado por los conquistadores europeos, alguien o algo aún más elevado se los debe haber enseñado.

Arthur C. Clarke, Ingeniero y autor de ciencia ficción (2001 Odisea del Espacio, entre muchas otras), ha dicho, "Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia".

Yo agregaría que toda artesanía lo suficientemente olvidada puede ser confundida también con magia.