El Silencio |
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índice | Estaba haciendo una sesión de 'rebirthing' o
hiperventilación, una técnica muy poderosa. Durante un
tiempo prolongado debes respirar rápida y profundamente.
Como bien saben los buzos, y por ello lo evitan como a la
peste, el exceso de oxígeno en la sangre provoca
alucinaciones. Sin embargo, hay más. Todas las emociones
fuertes modifican nuestra respiración, una risa o un
llanto, alteran el ritmo normal de la respiración. Una
emoción fuerte nos corta la respiración. En fin, no hay
sensación a la cual no reaccionemos, como mínimo, con
un cambio en nuestra respiración. Y por esas cosas que
tiene el cuerpo, donde todo está conectado con todo el
resto, de ida y de vuelta, al excitar la respiración,
una suerte de circuito inverso hace que las emociones
afloren, como si nuestros cuerpos, nuestro pecho, tuviera
grabadas todas esas sensaciones y basta sacudirlas para
que salten a nuestra vista. Esa no era la primera vez que tomaba una sesión de rebirthing. Me llamó la atención que quien me asistía no puso música, un recurso habitual para remover los sentimientos. Al principio me mufé, pues suelo reaccionar rápidamente al incentivo de la música, pensé que no pasaría nada. Estábamos en un cuarto pequeño, pero suficientemente amplio para los dos. De afuera provenían ruidos varios de un sinnúmero de actividades corrientes, pero de alguna manera comenzaron a apagarse. De pronto, escucho que se apaga el ventilador, que recién entonces noté por su ausencia. Con ese último ruido, todo quedó en silencio, salvo por mi respiración. Exhalé. El silencio que me invadía era tanto que no quise hacer ruido inhalando. Y ahí permanecí, inmóvil, en silencio, con los pulmones vacíos, pero sin sensación de falta de aire. Y la paz me fue envolviendo más y más. Y supe que estaba a las puertas del todo. No sólo la paz total, pero el total de todo. Y pensé. Pensé que después de haber estado tanto tiempo (¿tanto?) sin respirar, mis músculos no responderían y no podrían expandir mi tórax para que se llenara de aire. Pero no, seguramente responderían. Aunque, tal vez . Mejor respiro y respiré. Y volví. Lo perdí. |