Ser uno con el instrumento

   
índice

Siguiente

Anterior

Después de haberme hastiado de andar a merced de los conductores de Rickshaw en la India, en los siguientes viajes alquilé una bicicleta para desplazarme a voluntad.

Las bicicletas son casi todas iguales, negras con un toque de blanco en las puntas de los guardabarros, sólidas, pesadas, con rodado ancho. Suelen ser el transporte familiar, llevando a la mujer en el portaequipajes sobre la rueda trasera, posiblemente con un bebé en brazos y el o los hijos sobre el cuadro por detrás o sobre el manubrio mismo. Así, he llegado a ver una familia con tres hijos en una simple bicicleta.

La bicicleta me otorgó una gran libertad. Recorrí muchos caminos ya fuera adentrándome en la ciudad o yendo a los suburbios, donde había labrantíos y pequeños villorrios.

Yo me dejaba ir perdiendo por esos caminos. A unas tres cuadras del Ashram hay un río muy grande, y la ruta principal o la vía del tren es inconfundible, así que cuando me iba cansando o el sol bajaba, me bastaba ir en la dirección general de uno u otro, hasta toparme con él y seguirlo hasta encontrarme con el otro, lo que me dejaba en el puente a cuatro cuadras del Ashram.

En muchos de los villorrios en medio de los campos, los niños, y más de un adulto, me miraban fijamente sin el menor recato, al parecer sorprendidos de ver un extranjero por allí, a pesar de estar cerca de Pune, una gran ciudad, la octava de la India, muy desarrollada e industrializada y, seguramente, llena de extranjeros. Pero allí, a pocos kilómetros de la ciudad, esos pueblitos parecían otro mundo.

Me gusta mucho andar en bicicleta y ocasionalmente hago alguna que otra pirueta, lo cual es bastante difícil en una bicicleta tan pesada como las de la India. Era divertido hacer alguna de estas piruetas en esos pueblos. Los chicos decían 'magic circus' (circo mágico, una expresión con que denominan a cualquier acrobacia o malabarismo) cuando al pasar hacía alguna monería.

La experiencia más satisfactoria, sin embargo, fue una ocasión en que me adentré en la zona comercial de Laxmi Road, en el horario más concurrido. Sobre esas calles, estrechas y sinuosas, se desplazan vendedores empujando sus puestos ambulantes, bicicletas, motonetas ('scooters'), autos, camiones y buses, cada uno a la velocidad que puede, escurriéndose en cuanto hueco hay disponible según su maniobrabilidad le permita. En tanto, la gente cruza la calle en absolutamente cualquier lugar. Las intersecciones son una maraña de todo lo anterior entrelazado caprichosamente.

Ese trayecto ya no era un simple camino estático sino una experiencia dinámica, donde el camino se iba abriendo por delante de mí y cerrando inmediatamente atrás. Su misma geometría iba cambiando de un momento a otro. Sólo se podía fijar una dirección general de avance, los detalles de cada movimiento tenían que ser decididos en cada instante.

En la medida que me fui adentrando en ese caos, fui entrando en sintonía con la bicicleta y el entorno. Ya no estaba paseando sino, simplemente, fluyendo en ese río. Mi atención se iba enfocando más y más en el camino y, especialmente, en la bicicleta. Ya no descansaba bajando los pies a tierra cuando estaba detenido sino que permanecía de pie sobre los pedales, manteniendo el equilibrio, para salir disparado apenas se liberara el paso. En las intersecciones con semáforos o policías de tránsito, arrancaba en punta junto con los 'scooters'.

En la arquería Zen, el objetivo es lograr sintonizarse por completo con el arco, la flecha y el blanco. Ser uno con la flecha y sentirse a uno mismo volando hacia el blanco. Yo nunca me pude sintonizar con la flecha. Mi puntería no es del todo mala, pero nunca logré establecer esa conexión.

Con la bicicleta, en cambio, sí puedo ser uno. Allí, en ese recorrido por Laxmi Road fui sintiéndome cada vez más uno solo con la bicicleta.

En el Ashram tienen canchas de lo que llaman Zennis, o sea, tennis con esta filosofía de ser uno con el instrumento, en este caso la raqueta y pelota.

La tradición habla de arquería, otros usan el tennis, mi instrumento es la bicicleta. Cualquier actividad se debe poder prestar igualmente bien, lo importante es esa sensación de unidad con el instrumento. Cada quien el suyo.

PD: El siguiente chiste no admite traducción.

You know what the buddhist monk said to the guy at the hot dog stand?

"Make me one with everything"